jueves, 11 de septiembre de 2014

La crisis de los 42

Cada vez pasa más tiempo entre post y post, lo sé. Casi un año desde el último, ya me vale. En éste, además, no voy a intentar arreglar el mundo, porque no me siento con fuerzas ni con ganas. Estoy hecho una pena, lo reconozco. Quienes habéis leído los últimos posts seguramente penséis que estaba fenomenal, encantado de haber venido a Bree con mi elfa y mi pequeña hobbit, con un trabajo que me gusta... y lo cierto es que, analizándolo fríamente, así debería ser, pero no. ¿Y por qué?

Pues por lo que digo en el título: en efecto, me ha pillado la crisis de los 40. En realidad, hoy cumplo 42. Me ha llegado un poco tarde, pero me ha llegado. Y con todo el bonus, oiga: Que si "¿qué estoy haciendo con mi vida?", que si "¿estoy haciendo lo que me gusta?", que si "¿y si no valgo para esto que llevo haciendo desde hace tiempo?", un poco de "¿y si me he quedado obsoleto?", todo ello juntándose con bastante de "¿por qué no he hecho esto/aquéllo/lodemásallá que tanto me hubiera apetecido?". En fin, el pack completo.

Lo cierto es que sigo diciendo que tengo suerte, porque la tengo. Tengo una elfa maravillosa, que me anima como nadie, y una hobbit que algún día será una mujer de las que quitan el hipo, con una personalidad espléndida (lo digo porque ya lo es) y que son mi alegría y mis ganas de vivir (sííí, "mi sol y mis estrellas", panda de frikis... estabais deseando leerlo, confesadlo).

El problema está en que, inocente de mí, en su momento pensé que a estas alturas de la vida tendría la ídem medio resuelta. Y la idea era esa: Tener un trabajo satisfactorio, que pudiera hacer bien, y al llegar a casa tener una vida completa. Lo del final lo tengo. Pero joder, qué cuesta arriba se me está haciendo llegar al punto en que uno está a gusto en el trabajo, haciendo lo que quiere con gente a la que aprecia. En lugar de eso, estoy en un trabajo que no me satisface, con gente con la que no he encajado, y donde no termino de "arrancar". Recientemente he pedido el traslado, pero he dejado que la situación se prolongase demasiado tiempo, y tengo lo que se denomina "una depresión de caballo". Mi autoestima (que nunca ha sido gran cosa) está tocando fondo. Hace unos días me encontré llorando porque me sentía "atrapado" y no veía salida.

Vale, que sí. Que la hay. Si lo sé. Si no hace falta que me convenzáis (bueno, un poco sí). Pero todo se me hace un mundo. Toda alternativa, toda "mejora" de la situación pasa por la perspectiva de pegar otro cambio, cada cual más bestia que el anterior. Cambio de trabajo, cambio de país, cambio de vida. Y leche, que ya van muchos cambios. Lo peor es esa sensación que se te queda si le das demasiadas vueltas (cosa que hago con facilidad, no lo niego), de que al final todos los cambios te dejan igual que al principio. Porque al final, lo que realmente ocurre, es que la vida te va presentando problemas, y eres tú el que tiene que resolverlos. Y mientras no cambies la forma en que ves esos problemas, no vas a saber solucionarlos.

Los que me conocen saben que mi vida de joven hobbit no fue un camino de rosas. Era el flojucho de la clase, del que todos se reían, al que los abusones venían a dar un par de collejas cuando se sentían inferiores (lo que ocurría demasiado a menudo) y tenían que subirse el ego. Así que allí estaba yo, un palmo más pequeño, flaco como el Thor de Stargate, recibiendo yoyas y callando. Al llegar a los 20 me harté, me metí en un gimnasio y tuve que partirme la cara un par de veces con alguno para que me dejasen en paz. Aquello me sirvió para saber que puedo ponerle remedio a mi estado físico (de hecho, recientemente me he apuntado a defensa personal porque estaba en una forma deplorable, y qué agujetas tengo, por Eru). Pero, ¿cómo me quito esos años de humillaciones y desprecios de la cabeza? Hoy no me parten la cara, pero sigo sin saber encajar según qué cosas. Y las sigo teniendo delante, casi cada día. En otras formas, con otros disfraces, pero las mismas sensaciones al final.

42. El sentido de la vida, el universo y todo lo demás. Espero que sí, de verdad. Espero que al llegar a los 43 tenga esas respuestas, porque ya me van haciendo falta. De momento, lo que iré haciendo es enfocar la vida de otra forma. No, nada de "quién se ha llevado mi queso". Más bien estaba pensando en lo que explica el recientemente fallecido e infinitamente querido Robin Williams: Un cambio de perspectiva, ver las cosas desde otro ángulo.

(gracias, Maestro)

Me voy a fijar algunos objetivos. Entre ellos está dedicarle tiempo a escribir. No sólo en este blog, o tal vez incluso no en este blog, pero sí a escribir. Siempre me ha gustado, y siempre me han dicho que se me da bien. Hacer lo que se te da bien, y que gusta a quien te importa. Creo que ahí reside el secreto de la felicidad. O tal vez no, pero seguro que no me hará sentir mal. Otro objetivo es el que me he marcado con mi Elfa. No es exactamente "jubilarnos dentro de 10 años", pero sí usar estos próximos años para solucionarnos la vida (la nuestra y la de la pequeña hobbit). No va a ser fácil, pero es factible. Nos va a costar un montón de tiempo, trabajo y disgustos, pero lo haremos. Y dentro de 10 años, seguramente tenga más respuestas de las que estaba buscando (y algunas preguntas no habrán necesitado respuesta y se habrán olvidado).

Entretanto, como he leído por ahí, mi otra esperanza es que Gandalf se plante en la puerta de mi casa dentro de unos años, con unos colegas y una propuesta. Ya os contaré...

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